miércoles, 22 de diciembre de 2010
Final Fantasy Episode Zero. Parte 1: Encuentro.Capítulo II
La brisa del mar se sentía agradable en sus mejillas. Serah caminaba sin rumbo fijo por el paseo marítimo y extendió sus brazos ampliamente. El tiempo era bonito .La zona alrededor del paseo estaba tranquila. En esta estación todos los turistas iban a la playa a nadar en el océano. El bar del Equipo NORA seguramente había estado lleno desde la mañana. Incluso aunque no fuera por la estación, Lebreau hoy trabajaba. Su cocina siempre se encargaba de atraer a los locales.
Quizás por eso Snow llegaba tarde. Probablemente habría dicho "Os dejo el resto, chicos" y entonces intentó salir, pero uno de los clientes lo arrastró a una conversación. Ver esa imagen en su mente hizo que Serah sonriera.
-¡Hey! -oyó a una voz decir, y se giró. No era Snow. Era el miembro de NORA llamado Gadot. Puesto que conducía él la motocicleta aérea, seguramente iba de regreso al trabajo. O quizás Lebreau le había pedido ir a conseguirle algunos ingredientes.
-Así que... va a llegar tarde, ¿verdad? -dijo mirando hacia arriba mientras la motocicleta aérea paraba a su lado. Aunque era más bajo que Snow, sus grandes músculos a menudo hacían pensar a la gente que era un gigante. Cuando Serah le conoció por primera vez, pensó que parecía demasiado grande y aterrador, por supuesto ahora no sentía eso-. ¿Atrapado por un cliente?
-Bingo. Y probablemente llevará un tiempo también.
"Me pregunto si se tratará de uno de esos pesados clientes" pensó Serah. No podía estar segura sobre si Snow o Lebreau habían pedido a Gadot que viniera como mensajero.
-Vale, lo entiendo. Gracias.
-Nah, venía de paso de todos modos -y con eso, Gadot dijo "nos vemos", y despegó de nuevo con la motocicleta. Serah le despidió agitando la mano y observó cómo se alejaba.
El silencio regresó, y Serah comenzó a andar de nuevo. Hay un lugar abajo, cerca del final del paseo marítimo, donde las aves marinas se reunían. Decidió esperar a Snow allí. Nunca se cansaba de ver a las aves jugando entre las olas. Deseó haber traído algo que hubiese podido darles como comida.
-Me encanta esta ciudad -murmuró. Las aves jugando en el océano, el color del cielo, las hojas crujiendo delicadamente en los árboles, incluso el paseo marítimo maravillosamente cuidado. Pero este era el último año de instituto de Serah. Ya había decidido que debería ir a la universidad de la capital Edén. Es el camino que ella misma había escogido, pero de sólo pensar que tendría que dejar la ciudad, se ponía triste. Snow siempre decía:
"Edén está un poco más allá. Podremos vernos siempre que queramos" y sonreía. Serah siempre se diría a sí misma que no es como si no se fueran a ver nunca más. No ver a alguien nunca más, era algo que ella no comprendía muy bien.
El primero fue su padre. Incluso aunque no tuviera edad para poder comprender la muerte, Serah entendió que no volvería a ver a su padre de nuevo. Cuando su madre murió por una enfermedad, lo sintió incluso más fuerte, el dolor de perder a alguien para siempre. Perder a alguien justo en frente de tus ojos. Snow también, él fue criado por el mismo centro en el que estaban Gadot, Lebreau y Yuge. Conocían el mismo dolor. Y por eso miraban a la gente con tanta amabilidad, incluso sin darse cuenta de ello.
"Soy feliz", advirtió Serah. "Soy feliz, por eso, que haya algo de distancia entre nosotros duele. Ser capaces de encontrarnos todos los días y hablar sobre cosas sin sentido, estar rodeada de gente amable... Ha sido tan divertido que perder aunque sea algo de ello, duele... Mocosa consentida. Estás siendo una caprichosa" se golpeó suavemente la cabeza con su puño. "Edén no está tan cerca como Snow decía, pero aún es cierto que si queremos vernos, el uno al otro, podremos hacerlo. Así que voy a dejar de compadecerme a mí misma. No quiero perder el tiempo que me queda aquí sintiéndome de esta manera."
Acababa de decidirlo cuando vio a alguien corriendo por el paseo marítimo. Era Snow. Había venido más pronto de lo que había pensado. Seguramente había hecho todo lo posible por terminar la conversación tan rápido como le fue posible.
-¡Aquí! -saltó ella, agitando la mano en el aire-. ¿¡Viste a mi hermana!? -no pudo evitar gritar. Snow estaba ligeramente fatigado de correr con todas sus fuerzas por el paseo, pero tan pronto como recuperó el aliento, dijo:
-Seh, vi a Lightning. Ayer nos encontramos.
-Aja, así que por eso... -Se dijo Serah a sí misma.
-¿Por qué? ¿Dijo algo de mí?
-Nada. Pero estaba de muy mal humor, así que pensé que era extraño -aunque estaba de mal humor, ella había actuado como siempre. Lightning nunca hace pucheros como un niño cuando está disgustada. Siempre ha sido demasiado orgullosa como para mostrar cómo se siente. Pero, de algún modo, Serah podía adivinar el estado de humor de su hermana. Como si un invisible campo alrededor de ella cambiara ligeramente. Si pudiera compararlo con algo, diría que es como la electricidad estática. No puedes verla pero si la tocas sentirás el calambre.
"Snow parece estar intentando lastimarse a sí mismo" Pensó Serah, con una amarga sonrisa. Lightning y Snow eran completamente opuestos. Snow es fiel a sus sentimientos, lo que está pensando se muestra en su rostro y en sus acciones, y en sus palabras. Sus sentimientos y sus palabras estaban estrechamente relacionados. Él nunca mentiría o haría trampas. Por eso, Serah sabía que podía confiar en él, pero su hermana no sentía lo mismo. No tenían nada en común, eran como el aceite y el agua.
-Maldición... -Snow se rascó la cabeza-. ¿Qué deberíamos hacer?
Al principio, Serah no cogió lo que quería decir, pero entonces se dio cuenta.
-Está bien, todavía puedes venir -la siguiente semana era el cumpleaños de Lightning. Serah la había convencido de que se tomara un tiempo libre, sólo para poder celebrarlo los tres juntos-. Vamos a decirle que estamos saliendo.
-Seh, es horrible tener que ocultarlo.
Serah había planeado presentarle a Snow en la fiesta de cumpleaños. No quería que se tomara el tiempo libre sólo para hacerlo, ya que eso la irritaría y estando ella tan ocupada... Pero no quería esperar demasiado tiempo para presentárselo.
-Si simplemente se lo contamos, lo entenderá. En realidad es simpática.
"Lightning es alguien que no es sólo estricta consigo misma, sino con los demás también. Y una vez que ha decidido algo, casi nunca cambia de opinión, así que los demás piensan que es muy terca. Pero así es como ha sido capaz de cuidarme y protegerme", pensó Serah. Incluso aunque ella estaba aún en la edad en la que quieres ser cuidado, ella desechó su infancia para volverse fuerte por Serah. En el funeral de su padre, y en el de su madre, ella era quien agarraba la mano de su hermana. Era como si estuviera diciendo: no importa lo que pase, estaré aquí para ti. Serah nunca había olvidado la calidez de la mano de su hermana...
"Ah", al fin había encontrado que Lightning y Snow tenían en común. Incluso si sus personalidades eran completamente diferentes, había una sola cosa: "Los quiero a los dos", susurró Serah, en lo más profundo de su corazón. Eso es lo que tenían en común.
-No, saldrá bien. Tenemos que decírselo. Tenemos que conseguir que nos acepte.
-Pero si se pone furiosa, seguramente me matará -bromeó Snow. Serah, tratanto de no echarse a reir, puso cara seria.
-Si sólo fuera eso lo que pasara... Si se enfada, destruirá todo Cocoon.
-Lo haría, ¿verdad? -Snow arrugó las cejas. Pero aquello era demasiado. Inintencionadamente, Serah rompió a reir, y Snow echó la cabeza hacia atrás y se rio a carcajadas.
"Espero que un día podamos podamos reir los tres juntos así...", pensó Serah. "No, podremos hacerlo. En su cumpleaños."
-¡Snow! -oyeron detrás de ellos, después de haber estado un tiempo riéndose.
-¿Qué pasa, Maqui? -gritó Snow cuando la motocicleta se acercó.
-Están saliendo. Los hemos detectado gracias a la comunicación inalámbrica del ejército. Parece que hay monstruos en los bosques. ¡Es la hora del Equipo NORA!
-Entendido -dijo Snow, cuando la motocicleta aérea aterrizó.
-Lo siento, Serah, te tomo prestado al General.
-¡Vale! -bromeó Serah, haciendo una reverencia. Maqui sólo era un año más joven que ella, así que sentía que eran como compañeros de clase.
-Perdón por entrometerme -dijo Maqui, riéndose. Snow le llamó "bastardo" y fingió darle un puñetazo. Eran como hermanos.
-Está bien, bueno, entonces me iré a casa.
-¡Espera! Ah, ¿puedes esperarme? Quiero ir de compras contigo.
-¿El qué? -Snow le guiñó un ojo mientras saltaba sobre la motocicleta.
-El regalo de tu hermana.
-¡Oh, un regalo de cumpleaños!
-Quiero que escojamos uno juntos. Puedes adelantarte e ir al centro comercial si quieres, y echar un vistazo...
-No, esperaré aquí. Iré a dar una vuelta al Vestigio.
-Okay -dijo Snow, mientras la motocicleta despegaba-. ¡Los exterminaremos enseguida!
-¡Ten cuidado! -dijo Serah, agitando su mano, aunque Snow y Maqui ya estaban en el cielo. Ella rió-: Sois muy rápidos.
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