"Me encontraba en una alegre fiesta en los jardines exteriores de un castillo de paredes blancas. La gente se sentaba en el suelo, alrededor de una mesa baja, y la única luz del ambiente provenía de los farolillos de colores que adornaban la cena y de un escenario donde un par de cantantes interpretaban una canción que parecía estar salida de la película de "El Rey León"; ya que estaba bien entrada la noche.
Los invitados hablaban y reían entre ellos; pero yo no me encontraba a gusto. A mi lado se encontraba un joven de cabellos oscuros y mirada gélida. Este se esforzaba en caer bien a la gente; y, por lo visto, lo estaba consiguiendo a las mil maravillas. Pero yo no le tragaba. De alguna manera, me sentía muy incómoda estando a su lado. Y más aún cuando había estado persiguiéndome por los pasillos del castillo hacía unas pocas horas.
Fue entonces cuando le vi levantarse para ofrecer a todos los invitados sorbetes que había cogido desde la mesa. Yo lo observaba con cierta cautela y recelo, midiendo las posibilidades de que viniera a ofrecerme a mí uno también, dado que había estado durante toda la cena tratando de entablar una conversación amistosa conmigo como también lo había hecho con los demás invitados. Y, tal y como había supuesto, cuando terminó con todos los demás comensales, vino hacia mí con sendos vasos de vidrio.
-¿Sorbete de kiwi? -me preguntó, esbozando una leve sonrisa. Yo ni me digné a mirarle, desvié la cabeza hacia el otro lado, enfurruñada, y me crucé de brazos. Pero él no se daba por vencido. Siguió instándome a que lo cogiera hasta que por fin le hice caso, pensando que así me dejaría en paz.
Me equivocaba.
No contento con que hubiese accedido a aceptar su invitación, volvió a tratar de entablar una conversación conmigo. No entendía por qué ponía tanto interés en mi persona, por qué no me dejaba en paz de una buena vez. Por qué no se largaba con cualquiera de los demás invitados y me dejaba tranquila. Iba a replicarle todas aquellas cosas, a espetarle que se largara, pero me topé con su mirada y me sentí hipnotizada de repente por ella.
Sin saber cómo, ni por qué, me vi de golpe hablando con él. Le dirigía la palabra, aunque aún de forma recelosa. Al cabo de un tiempo, el joven volvió a levantarse; y, para cuando regresó, traía un vaso de plástico en el que parecía haber chocolate caliente. Nuevamente, me negué a cogerlo; aunque, esta vez, mi actitud era mucho menos hostil.
-No, no quiero nada más. Ya me has invitado una vez...
-Insisto -dijo él, con voz aterciopelada-. Me gustaría volver a verte sonreir... y dicen que el chocolate alegra a las personas...
Aquellas palabras me sobresaltaron. De alguna forma, había conseguido llegar hasta la parte más recóndita de mi corazón y derribar la muralla defensiva que lo protegía. De repente me sentía muy vulnerable ante él.
Y, de nuevo, me vi aceptando de nuevo aquella invitación."
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"Lo habían conseguido. Tras años de infinito sufrimiento, habían conseguido que Sasuke volviera a la Villa Oculta de la Hoja tras la gran guerra instaurada por Madara y su ejército de cadáveres revividos. Y ahora todo el mundo lo festejaba en los bosques que rodeaban la villa, iluminados por la tenue luz de los estridentes fuegos artificiales.
Sin embargo, no todo era felicidad en la fiesta. Y Sasuke era el primero que lo sabía.
Una nota había llegado como correspondencia hasta sus manos. Una nota que parecía haberle impactado sobremanera; pero que se esforzó por ocultar a todos los demás. Nunca había mostrado sus sentimientos a nadie, y aquella vez no sería excepción. Se acercó a Sai, que parecía encontrarse ocupado preparando unos fuegos artificiales, con intención de ayudarle. Pero este le desdeñó mirándole con seriedad.
-Deberías irte con ella -le dijo, simplemente, señalando con la cabeza hacia una colina cercana, donde Sakura se encontraba sentada con las piernas extendidas, mirando hacia las estrellas.
Y es que, debido a un brutal ataque sufrido por la kunoichi durante la guerra, Sakura había resultado gravemente herida, y sus piernas ahora se negaban a moverse. Muchos médicos ya dudaban de que pudiera volver a andar.
Sasuke no tardó en seguir las recomendaciones de Sai y se sentó al lado de la joven. Los fuegos artificiales cobraron mayor fuerza, y el estruendo resonó en los oídos de ambos. Se mantuviron así, en silencio, durante varios minutos, hasta que al final Sakura se armó de valor y, con lágrimas en los ojos, formuló unas palabras que fueron opacadas por varias explosiones de los fuegos artificiales, pero que Sasuke pudo oir con total claridad. El joven no pudo evitar abrir los ojos con gran sorpresa, y después sonrió con infinita ternura.
Lentamente se acercó a Sakura, hasta que sus rostros quedaron a apenas unos milímetros y sus labios casi llegaban a rozarse. Sin embargo, en el último momento, él bajó la cabeza y beso con suavidad la barbilla de la joven..."
Ooh, que bonito O: Me encanta tu estilo escribiendo, si hicieses un libro te digo yo que me lo leería xD Es poético pero a la vez no de esos pastiches que se enrollan y enrollan y no hay dios que se los lea. Lo tuyo incita a seguir *-*
ResponderEliminarYa sabes que yo de Naruto no se gran cosa, sólo lo básico, pero tus historias me encantan, sean de personajes de Naruto o de lo que sea. Sigue así! <3 Si algun día te decides a hacer un comic te aseguro que me lo leería con todo el interés! Imaginación desde luego no te falta :D
Muchas gracias ;O; Y eso que este no me he esforzado demasiado en escribirlo, que a veces me enrollo bastante más xDDD Lo peor de todo es que estos dos fragmentos están sacados de los sueños que he tenido esta noche xDDDDD
ResponderEliminarLa idea del manga sigue en marcha, pero seguramente empiece después del verano, ya que ahora estoy de exámenes y es obvio que en las vacaciones no voy a dibujar demasiado. De momento sólo quiero tiempo para poder colorear el dibujo que tengo hecho TOT