El verano más feliz de mi vida

Nuevamente, hemos vuelto a compartir el mejor verano, las mejores vacaciones de nuestra vida. Puede que empezáramos un poco regular, con discusiones fuertes a menudo, pero poco a poco aprendimos a confiar el uno en el otro como nunca antes lo habíamos hecho. Aprendimos a escucharnos y a saber perdonar, aunque en el fondo no estuviésemos totalmente de acuerdo. Y así, lentamente, nos fuimos enamorando más y más...

Comenzamos el mes de Julio en Madrid. Compartiendo innumerables tardes en el Vips, sorprendiéndonos de la longitud de los batidos e inchándonos por ello casi hasta reventar. Volvimos al parque de atracciones, al cine, compartimos multitud de recuerdos juntos... incluso el hecho de estar tirados en la cama sin hacer nada para nosotros era un perfecto paraíso... porque estábamos juntos al fin. Aún recuerdo la ilusión con la que te recibí en la estación de Atocha, mis ganas de verte y mi impaciencia, pues los numerosos cortes y el tráfico me hicieron temer que no llegaría a tiempo para recibirte. Y por eso salté del coche y corrí como nunca lo había hecho, sólo para acudir a tus brazos.

No sabes lo que extraño coger tu mano mientras duermo, turnarnos y decir "te toca" para que vinieras a darme las buenas noches y me arroparas con infinidad de abrazos...

A mediados de Julio fuimos a Denia de nuevo. Volvimos a compartir carantoñas en la piscina, deliciosos helados del Llao Llao, nuestra celebración del 24 en una pizzeria al lado del puerto...

Son tantos los momentos, cariño, tantos los recuerdos que tengo contigo, que me sería imposible relatarlos todos. Y ahora, de vuelta en Madrid, añoro todas esas noches en las que nos peleábamos por qué peli ver, las noches en las que yo me metía con Matrix para picarte o las noches en las que jugábamos juntos al Zelda o al Final Fantasy desde el móvil.

Quiero que sepas que no te voy a olvidar nunca, y que te voy a estar esperando por siempre. Porque momentos como aquellos no los quiero compartir con nadie más. Sólo contigo.

Y ahora sólo nos queda esperar por el siguiente encuentro, mientras te sigo añorando todas las noches abrazada a una ovejita de peluche desde mi cama.

Te quiero, Fran.

Juntos por Siempre...